Para los pueblos indígenas en Colombia, la diversidad de semillas criollas no sólo proporciona una fuente vital de alimentos; también representa un componente fundamental de sus culturas, una fuente de la salud y un elemento crucial en los sistemas tradicionales de agricultura agroecológica que protege y preserva su medio ambiente y es la garantía para la soberanía alimentaria. El maíz es tan importante para la cultura de los pueblos indígenas que resulta vital, incluso, en la descripción de sí mismos: el pueblo Embera es literalmente “la gente del maíz”, y el pueblo Zenú se refiere a sí mismo como “los hijos de maíz” y es esencial para los pueblos indígenas del Cauca. Las políticas y las prácticas del Estado colombiano relativas a los organismos modificados genéticamente o transgénicos han violado, y amenazan seguir violando, los derechos de los pueblos indígenas en Colombia, incluidos sus derechos a la libre determinación, a la consulta previa, a la participación, a los derechos colectivos, a su cultura, a la alimentación, a la salud y a la protección de una medio ambiente sano. La contaminación genética de las semillas criollas por semillas MG es indiscutible, y estudios científicos han mostrado que la contaminación puede efectuarse a largas distancias a través de la polinización (tanto por el viento como por las abejas) o a través de programas de fomento agrícola y / o ayuda alimentaria. Pero el Estado ha concluido -con base en sus propios estudios incompletos y sesgados- que un zona de separación de solo 300 metros entre cultivos de maíz GM y cultivos de maíces criollos es suficiente, para proteger la biodiversidad de los resguardos indígenas. Colombia cerró el año 2009 con un área de 35.700 hectáreas sembradas con semillas genéticamente modificadas (transgénicas) en diez departamentos del país, reportó la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola (Agro-Bio), encargada de la promoción de este insumo agrícola. Antioquia y Santander, por ejemplo, se sumaron a esta lista, pues comenzaron a sembrarse en sus campos maíz transgénico en 64 y 32,5 hectáreas respectivamente; con estos ya son diez departamentos en los que se usan este tipo de insumos: Tolima, Huila, Córdoba, Cesar, Meta, Cundinamarca, Sucre y Valle. En estos diez se siembra maíz genéticamente modificado con resistencia a insectos y tolerancia a herbicidas y, en cuatro, algodón de similares características. Los que sembraron mayor cantidad de maíz fueron: Valle (7.801 hectáreas), Córdoba (4.042) y Meta (3.138), y la mayor cantidad de algodón fue en Córdoba (10.186 hectáreas), Tolima (4.088), Cesar (3.799) y Huila (801). Ahora, durante este primer semestre de 2010 se dieron trece (13) aprobaciones de semillas transgénicas para consumo humano como son las semillas Roundup Ready2 Yield y Gat Dp de las multinacionales Gringas Monsanto y DuPont, y para animales se aprobó la Remolacha Azucarera Roundup Ready, de la multinacional Monsanto, a esta también se le aprobó la importación de semillas del maíz con tecnología VT TriplePRO junto con otros tres (3) tipos de semillas de maíz. También se autorizó a Bayer CropScience la siembra comercial del algodón con la tecnología Liberty Link LL Cotton 25 .
“Existen otras formas de producir alimentos, basadas en una agricultura ecológica y con semillas de maíz nativo. No es verdad que los transgénicos acabarán con el hambre en el mundo. Por otro lado, sí se ha demostrado que tiene impactos al medio ambiente, a la biodiversidad y plantea serios riesgos para el consumo humano y animal”
Países que tienen la mayor área sembrada de transgénicos:
• Estados Unidos • Argentina • Brasil • Canadá • China

0 comentarios:
Publicar un comentario