El 14 de junio de 1992 culminó la Cumbre de la Tierra o Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo que fue celebrada en Río de Janeiro, Brasil. Aprobadas por las representaciones de 173 gobiernos, los principales acuerdos fueron: la Declaración de Principios sobre Bosques; la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo; y la Agenda 21.
El documento que emano de esta cumbre es testimonio del cinismo con que gobiernos y empresas trasnacionales pretenden enfrentar el tema social y ambiental a escala mundial. A 17 años de la cumbre de Río (UNCED 92), la pobreza y el deterioro ambiental se han intensificado en el planeta, Adicional y paralelamente, de carácter consultivo, se desarrolló el Foro Global 92, con la participación de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y movimientos sociales de todo el mundo, con el propósito de aportar un punto de vista crítico a las posturas defendidas por los estados en la CNUMAD. Afortunadamente, frente a la deslavada retórica oficial de siempre, una amplia coalición de organizaciones civiles y movimientos sociales rechazo el resultado de la cumbre y dio una lección de inteligencia política que los organizadores de esta reunión estuvieron lejos de comprender. Muchas de estas organizaciones consideraron la opción de tomar el documento final de la reunión y pasarlo por una trituradora en una ceremonia de gran fuerza simbólica. Tenían razón: el documento no vale la pena, es producto de la subordinación y la complicidad con las empresas trasnacionales, felices de desplegar su ropaje de pintura verde para desarrollar las "nuevas alianzas" que el gobierno de Bush tanto promovió.
El documento que emano de esta cumbre es testimonio del cinismo con que gobiernos y empresas trasnacionales pretenden enfrentar el tema social y ambiental a escala mundial. A 17 años de la cumbre de Río (UNCED 92), la pobreza y el deterioro ambiental se han intensificado en el planeta, Adicional y paralelamente, de carácter consultivo, se desarrolló el Foro Global 92, con la participación de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y movimientos sociales de todo el mundo, con el propósito de aportar un punto de vista crítico a las posturas defendidas por los estados en la CNUMAD. Afortunadamente, frente a la deslavada retórica oficial de siempre, una amplia coalición de organizaciones civiles y movimientos sociales rechazo el resultado de la cumbre y dio una lección de inteligencia política que los organizadores de esta reunión estuvieron lejos de comprender. Muchas de estas organizaciones consideraron la opción de tomar el documento final de la reunión y pasarlo por una trituradora en una ceremonia de gran fuerza simbólica. Tenían razón: el documento no vale la pena, es producto de la subordinación y la complicidad con las empresas trasnacionales, felices de desplegar su ropaje de pintura verde para desarrollar las "nuevas alianzas" que el gobierno de Bush tanto promovió.
El 3 de junio de 1992 una niña de 12 años llamada Severn Suzuki quien anteriormente a sus 10 años de edad fundó ECO (Environmental Childrens Organization) con sus amigos en la ciudad de Vancouver, se desplazó, junto a un grupo de niños (Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg) pertenecientes a ECO, desde Canadá hasta la Conferencia de Medio ambiente y Desarrollo “The Earth Summit” celebrada por la ONU en Río de Janeiro.
Nota: vídeo bajado de YouTube
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