miércoles, 18 de marzo de 2009

De recurso vital a mercancía de las multinacionales

La Tierra se enfrenta a un desafío inmenso que nos implica a todos de manera directa: ser responsables del uso y de la conservación del recurso fuente primigenio de la vida: EL AGUA.

En estos momentos el planeta atraviesa por la destrucción de sus mismos habitantes, que dependen de la conservación de este para poder vivir , es así que la tala, los agroquímicos, las explotaciones mineras y las fumigaciones con agrotoxicos (plan Colombia) para combatir la coca en reservas y parques naturales están desertificando y acabando con las fuentes de agua,

En el mundo miles de personas sufren por que no pueden abastecerse de agua mientras en otros sectores de la población el agua es despilfarrada, en Colombia específicamente más del 20% no tiene acceso al agua con calidad y el 50% carece de saneamiento, la falta de agua potable es la causante de enfermedades como la diarrea y el cólera que causan la muerte de más de 15 millones de niños en el mundo cada año.

Este articulo se publico en la revista pueblos de España, en el año 2006 creo que el tema es vigente lo transcribo totalmente.


De recurso vital a mercancía de las multinacionales

Erika González

Erika González es investigadora de OMAL (Observatorio de Multinacionales en América Latina).

Para revista pueblos


El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo inicia su estudio con una afirmación rotunda: “La Tierra se enfrenta en este comienzo del siglo XXI con una grave crisis del agua. Todas las señales parecen indicar que la crisis está empeorando y que continuará haciéndolo, a nos ser que se emprenda una acción correctiva”.

La situación de crisis es innegable si observamos las estadísticas que maneja dicha institución: el 50 por ciento de la población que vive en países del Sur está expuesta a fuentes de agua contaminadas, el 18 por ciento carece de instalaciones necesarias para abastecerse de agua y el 36 por ciento no tiene acceso a sistemas de saneamiento 1.

Sin embargo, el análisis de la situación cojea en un aspecto fundamental para la solución de la crisis: ¿cuáles son las causas?¿Quiénes son los responsables? El Informe pasa de puntillas por estas preguntas y se limita a indicar la utilización de métodos inadecuados como la causa fundamental del problema. Las propias Naciones Unidas, las instituciones financieras multinacionales o la Unión Europea utilizan esta vaga argumentación para confirmar la privatización del agua como la solución más conveniente. Y, tras más de 20 años de aplicar esta fórmula, lejos de mejorar el acceso a un recurso vital, la situación ha empeorado. Para vislumbrar qué caminos puede seguir este proceso y qué resistencias y alternativas se están produciendo en el ámbito mundial es interesante echar la vista atrás, ver qué panorama existe actualmente y cómo se reorganiza el sector privado para proteger sus intereses.

Las multinacionales y la gestión pública del agua

En el marco económico capitalista, considerar el agua como un bien común implica una gestión ineficaz y despilfarradora porque no existe competitividad. Bajo esta lógica, el agua debe ser privatizada para que los mecanismos del mercado operen en la gestión y la hagan eficaz. Durante los años 80 se favoreció el crecimiento interno de empresas privadas. Los países precursores de estos procesos fueron Inglaterra, durante el mandato de Thatcher, y Francia, que incrementó en esa misma época el tamaño de las empresas suministradoras de agua 2. Este crecimiento permitió el lanzamiento de las grandes empresas europeas, sobre todo francesas, a la conquista del mercado mundial del agua. La expansión internacional se realizó durante los años 90 gracias al apoyo de los gobiernos europeos, la Comisión Europea y el Banco Mundial (BM).

El papel del BM es fundamental en la entrada del sector privado. Creó en 1996 una serie de organismos y foros internacionales en los que colaboraron representantes de las instituciones financieras multilaterales, de las Naciones Unidas, las multinacionales del sector servicios, los ministros de Medio Ambiente, las agencias oficiales de ayuda al desarrollo y algunas ONG. El más importante de estos nuevos órganos es el llamado Consejo Mundial del Agua, ya que en él se tratan cuestiones estratégicas y actúa como impulsor de ellas 3.

El otro organismo impulsado por el BM se llama Global Water Partnership (GWP) y es responsable de informar de cómo se deberían llevar a cabo las privatizaciones para que sean “económicamente viables”. Las políticas planificadas en el Consejo Mundial del Agua y en el GWP deben ser divulgadas y legitimadas para su correcta aplicación, por lo que se celebran los llamados Foros Mundiales del Agua.

La apertura del mercado mundial, y en especial de los países del Sur, se realizó con la misma argumentación que caracterizó los procesos de privatización de Francia e Inglaterra: era necesaria la entrada de capital privado para reducir el gasto público. Este último argumento era, y es, el instrumento de presión más utilizado para acelerar los procesos de privatización en los países del Sur. Para hacer frente a la deuda externa, las instituciones financieras multilaterales ofrecen más créditos a cambio de medidas que favorezcan la entrada de capital privado. Estas medidas se recogen en los Planes de Ajuste Estructural: liberalización de todos los sectores económicos, privatización y, por lo tanto, reducción del gasto público, especialización en la producción para la exportación, etc. La maquinaria para convertir el agua en una mercancía más estaba así en marcha.

Simultáneamente a la reestructuración económica de los países, las compañías iniciaron una gran dinámica de concentración y diversificación de actividades. El resultado ha sido la formación de grandes conglomerados corporativos: los dos gigantes de la gestión privada de agua, Suez y Veolia, controlan el 70 por ciento4 del negocio.

El resto de empresas están muy lejos de sus cifras, tanto en presencia geográfica como en volumen de negocio. Entre ellas podríamos destacar la alemana RWE, cuya empresa subsidiaria en agua es Thames Water, y a la francesa Bouygues, con SAUR como empresa filial especializada en agua.

Estrategias de expansión

Es interesante notar cómo se traduce la estrategia de expansión del negocio. Así, cada cambio realizado por las compañías se orienta a impulsar dichas estrategias a escala internacional. Un ejemplo es la adopción de nombres corporativos globales: Veolia o Suez eliminan las reminiscencias de sus procedencias nacionales (Général des Eaux o Lyonnaise des Eaux).

El objetivo principal de estas corporaciones son los servicios de agua de los grandes núcleos urbanos que, debido al gran número de consumidores, son los lugares que más beneficios prometen. Por otra parte, su estrategia de crecimiento se dirige a la privatización de territorios y biorregiones para utilizar de manera exclusiva sus recursos, así como fomentar y gestionar la construcción de grandes infraestructuras hidroeléctricas dirigidas a abastecer las áreas de alto consumo industrial, agroindustrial y urbano. Y otra vía de negocio es el acceso a fuentes de agua no contaminada para su embotellamiento. La primera corriente privatizadora se caracterizaba por un proceso que repetía las mismas situaciones en los distintos países del Sur: concesión de la gestión del agua a grandes corporaciones en condiciones corruptas, monopolio de la gestión durante décadas, incremento de las tarifas del agua de boca hasta precios inasequibles para grandes segmentos de la población e incumplimiento de los contratos en cuanto a la inversión en mantenimiento y extensión del servicio 5.

¿Ventajas de la gestión privada?

Maximizar los beneficios de las compañías requiere el mantenimiento y extensión de infraestructuras de agua sólo en las áreas rentables, por lo que se produce el deterioro del sistema de abastecimiento para grandes zonas periféricas y rurales. Un ejemplo es la clasificación que hizo el BM en los años 90 de las poblaciones en los países del Sur: por un lado, estaban las poblaciones urbanas cuyo suministro debería ser preferentemente privado y, por otro, el resto de áreas que deberían ser gestionadas por los propios municipios o por ONG6. El envejecimiento o ausencia de la infraestructura de conducción y depuración determina el empeoramiento de la salubridad del agua de boca. Los beneficios no se reinvierten en una mejora de la calidad del servicio o en cualquier otro fin de interés. El incremento de las tarifas y de la instalación del abastecimiento obliga a utilizar otras fuentes no seguras de agua. La consecuencia del deterioro del servicio es la multiplicación de enfermedades ligadas al agua, creando un fenómeno nuevo: “la pobreza de agua”.

En el plano laboral también existen consecuencias que precarizan la calidad de vida tanto de los trabajadores y las trabajadoras como de los usuarios y usuarias. El recorte de gastos en la gestión se traduce en una reducción de plantilla, en el deterioro de las condiciones laborales, en la pérdida de derechos o en la utilización de materiales de peor calidad y más baratos para los servicios técnicos. El monopolio de la gestión del agua por una gran empresa favorece la ausencia de control de los organismos públicos. Se produce, entonces, el debilitamiento de estos organismos responsables de regular y controlar la planificación de los servicios del agua y surge su impotencia a la hora de exigir a la empresa privada el cumplimiento del contrato.

A pesar de todas las condiciones ventajosas que se impusieron para la entrada de las compañías en el mercado del agua, no obtuvieron todos los beneficios que esperaban, por lo que su respuesta fue forzar, aún más, los mecanismos de reducción de gastos. En muchos de estos países, a finales de los años 90, la situación se hizo insostenible y la población se movilizó. Es el caso de Bolivia, Argentina, Uruguay, Sudáfrica e Indonesia donde se generó un movimiento de protesta ciudadana para reclamar a los gobiernos la salida de estas empresas. Ejemplos como la Coordinadora del Agua en Bolivia, la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida en Uruguay y el Antiprivatisation Forum en Sudáfrica han aglutinado a todos los sectores afectados, desde la población excluida a los trabajadores y trabajadoras, y han desarrollado estrategias de resistencia, convocando huelgas generales, manifestaciones, denuncias, desobediencia al pago de las tarifas, etc. La presión ejercida por las plataformas de ciudadanía, sumada a la crisis económica de ciertos países o al derrumbe de corporaciones por corrupción, ha dado lugar a la salida de las multinacionales de muchas regiones donde tenían contratos.

El cambio de planes

Tras los fracasos de la privatización promovida por la firma de concesiones, el BM ha concebido una nueva estrategia para impulsar la privatización: la cooperación pública privada (Privat-Public Partnership, PPP). Esta fórmula consiste en la gestión de recursos públicos por parte de empresas privadas con la supervisión de la administración pública. La publicidad que se está difundiendo se basa en una “iniciativa de cooperación para el suministro de infraestructuras y servicios, construida sobre la experiencia de cada parte, la definición de necesidades públicas por la administración a través de la asignación apropiada de recursos, riesgos y gratificaciones”7. Efectivamente, las nuevas privatizaciones tienen una asignación apropiada de riesgos y beneficios para las compañías, ya que exigen mayores garantías a las administraciones. Se ponen en marcha mecanismos como la “cláusula de dolarización” de las tarifas en caso de una depreciación de la moneda local o un “seguro democrático” contra cambios políticos. La Iniciativa del Agua de la Unión Europea soluciona los problemas de pago de altas tarifas de agua en países del Sur así: “Subvenciones adecuadas y cargas fiscales muy suaves son imprescindibles para encontrar los niveles de inversión adecuada”.

Sin embargo el contexto social, económico y político que rodea las nuevas estrategias hace más difícil su éxito. Las campañas contra la privatización del agua están muy extendidas en todo el mundo, de forma que hay un creciente escepticismo acerca de las bondades de la gestión privada, por muy controlada que esté por la administración. Las últimas noticias sobre la gestión privada del agua en Argentina incrementan el desprestigio de estas multinacionales. En el mes de abril de este año, la fiscalía argentina retiene a cuatro directivos de la compañía Aguas Argentinas, controlada por Suez y Aguas de Barcelona, debido a la denuncia por el “altísimo nivel de nitratos” registrado en el agua provista a vecinos del distrito bonaerense.

Completando esta visión crítica, se está difundiendo el buen funcionamiento de iniciativas públicas con participación ciudadana, lo que permite el optimismo y la confianza necesaria para negarse a privatizar el agua y presionar para que se desarrollen formas de gestión del agua como un bien común de todas las personas.


Bueno ... subo un vídeo titulado Carpa Diem, ganador del “II Concurso Internacional de Cortos on line por la Sostenibilidad”. El corto está dirigido por el italiano Sergio Canella, y en su obra que reflexiona sobre el uso irresponsable del agua y nos invita a actuar de inmediato para ponerle solución.


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